miércoles, 14 de septiembre de 2011

YO

Sé que hace mucho que no publico nada, pero para variar no voy a empezar disculpándome ni justificando con mil historias porque no lo hice. No quiero que suene borde, porque no va ni mucho menos con esa intención.
Pensé que este viaje iba a suponerme una aventura de aprender nuevas cosas sobre otro lugar, otra cultura, otros paisajes. No me había equivocado, pero en realidad me he quedado muy corta. No quiero decir que haya viajado mucho, ni que haya visto mil mundos, he descubierto cosas realmente interesantes, pero he iniciado una aventura muchísimo más interesante que cualquiera que esta ciudad u otra pueda ofrecerme.
Llevo más de medio año aquí y en ese tiempo he pasado por todos los estados de ánimo que alguien puede pasar: salud, enfermedad, histeria, alegría, tristeza, depresión, enamoramiento, contacto duro con la realidad, frío…
Pero ha sido en el último mes cuando lo he pasado todo junto y en tiempo record. No estaba bien, cuando tenía las condiciones para estarlo. He estado teniendo que aprender a marchas forzadas a cómo enfrentarme al mundo con sus facturas, sus contratos y sus burocracias.
No diré como he llegado al punto en que todo me desbordó porque, en realidad, ni yo misma sé su punto inicial.
Sólo diré que me he dado cuenta de que toda mi vida podía ver lo que tenía delante, pero no encontraba el camino. Como si fuera borroso en ocasiones, como si no fuera claro, pero como tenía que seguir avanzando porque sí, pues seguía poniendo un pie delante de otro. Había que hacerlo, sin porqués, había que hacerlo siempre hay que seguir adelante.
Pero cuando uno sigue avanzando sin fijarse en si quiera porque pego el siguiente paso se tropieza, trastabilla, se hace daño y a los demás. A veces para poder seguir avanzando uno tiene que parar un rato, no importa cuánto, y tomar aire, enfocar la vista y preguntarse ¿Por qué?
Hay gente que ve las cosas antes, otros necesitan tropezarse sólo una vez, otros caerse por la ladera y levantarse magullados y otros simplemente siguen andando porque es lo que hay que hacer.
Pues bien, yo me acabo de dar cuenta de que estaba llena de heridas de pronto y no había siquiera sentido cuando me las hacía. Y para colmo había herido también a otros dentro de mi ceguez.
Si alguien ha leído “El Caballero de la Armadura Oxidada” (gracias Mónica por redescubrírmelo) entenderá mejor lo que trato de explicar. Ya lo había leído antes pero no lo había leído bien y no lo había analizado.
Habrá gente que no, no pasa nada para vosotros os lo digo así.
Estoy embarcada en la aventura más grande que he acometido nunca y no tiene que ver ni con paisajes, ni con fantasmas, ni con historias. ME ESTOY CONOCIENDO A MI MISMA. Pensaba que me conocía hace tiempo, pero me he dado cuenta de cuan equivocada estaba. Estoy despertando de un letargo de años y años. Sólo llevo unos días, no lo negaré, es sólo el principio y va a ser muy duro. Va a ser duro, largo y agotador, pero va a ser la mayor aventura que pueda vivir jamás: a partir de ahora EMPIEZO A VIVIR.

No hay comentarios:

Publicar un comentario